jueves, 1 de agosto de 2013

The Concert for Bangladesh: Una buena idea


Hoy se cumplen 42 años desde que el ex beatle George Harrison y su amigo Ravi Shankar, junto con varias otras estrellas musicales más, incluyendo a Eric Clapton (que toca aquí como podrán imaginar), Ringo Starr, Leon Russell, Billy Preston y la milagrosa salida de Bob Dylan de su retiro para participar del evento, compartieron el escenario del Madison para dos conciertos que hicieron historia para alertar al mundo sobre la difícil situación del pueblo de Bangladesh, víctimas de las inundaciones, el hambre y la guerra civil. Fue la primera vez que un artista de rock organizaba un recital a beneficio.

La historia es más o menos conocida por todos. Bangladesh hasta 1971, era la provincia oriental de Pakistán. Sucedió que además del problema independentista, un ciclón se llevó por delante el país. Y de ahí hasta la noche del primero de agosto de ese año no hay que tener mucha imaginación. Ravi Shankar y George Harrison echaron a rodar el proyecto de un gran concierto benéfico para ayudar a las víctimas, contactando con unos cuantos amigos, de los cuales unos pocos terminaron arriba del escenario, motivo por el cual el ex beatle Harrison, aunque no hubiese hecho hasta aquel momento nada con su vida, ya se habría ganado el cielo. Él y todos los que consiguieron montar semejante show en cuestión de un mes largo en el Madison Square Garden.

Hay mucho de pose en la idea de ayudar y los grandes conciertos solidarios suelen no escapar a la regla: unos músicos millonarios tocando en una pachanga entre amigos para que uno -que paga la entrada- deje su dinero en, por ejemplo, la miseria de un país como Bangladesh.

Claro que, en el tema que nos ocupa, otra cosa es que los músicos sean los primeros en donar sus ganancias. Y que, para mejor, ese concierto resulte ser una de las conjunciones planetarias más sublimes de la historia de la música, que es lo que pasó allá por agosto de 1971. Me arrodillo ante George Harrison y compañía por realizar el Concierto para Bangladesh. Porque demostró que una buena idea se puede llevar a cabo. Aunque en Bangladesh sigan igual.

Por eso vale la pena volver a comprarse el disco ahora, reeditado: esa cajita roja con George Harrison en portada con una americana blanca preciosa y una camisa roja que me encanta. Cuando se nombran los mejores shows en vivo de todos los tiempos siempre se suele pasar por alto este disco, pero juro que como desfile de dioses del rock no se ha hecho nada igual. Bueno, tal vez "The Last Waltz".

¿Y por qué hay que tener este concierto en su cajita, con sus dos discos, su librito, con las fotos, las frases, olerlo, manosearlo, cuidarlo como el tesoro que es? Porque el Fondo de George Harrison para UNICEF lleva adelante desde hace algunos años una campaña especial de donación que continúa proporcionando ayuda de emergencia para Bangladesh y que, además, amplio sus horizontes colaborando con la atención de los niños de las regiones afectadas por el hambre en el Cuerno de África. Todas las ganancias quitando impuestos de las ventas de el album «Concierto para Bangladesh» benefician directamente al Fondo para la UNICEF. El hambre fue declarada por las Naciones Unidas en dos regiones del sur de Somalia en 2011. Más de 2 millones de niños sufren de malnutrición aguda, incluyendo medio millón de niños en riesgo inminente de muerte si no reciben asistencia vital inmediata. La esperanza de vida en Somalía es la de llegar a los 40 años. Un dato: todas las personas asociadas con el concierto se mantienen sin ingresos de cada venta y han renunciado a todas sus ganancias.

Al son de "My sweet Lord", "Beware of Darkness", "While my guitar gently weeps", "Here comes the sun", "Something", "Jumpin' Jack Flash", "A hard rain's a- gonna fall", "Blowin' in the wind", "Mr. Tambourine man" y tantas otras canciones inmortales que se dejan escuchar de un tirón, podremos concluir que lo que pasó esa noche de 1971 es una buena manera de creer en el ser humano.

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