lunes, 24 de noviembre de 2014

Carrie: Ardiendo en el infierno

Con su primera menstruación, rompió una lamparita. Cuando la bañaron en sangre de cerdo, se llevó por delante a todo el pueblo. Y es que la hemoglobina la convierte en una fuerza de la naturaleza, un torbellino infernal capaz de crucificar a su madre con cuchillos dirigidos telepáticamente y de darle un falso susto, post mortem, fundacional, a la pobre Amy Irving. Hace unos días se cumplieron 38 años de su estreno, pero todavía asusta.

Stephen King escribió Carrie, su primera novela, en 1974 y el éxito conseguido provocó que de inmediato se planteara la conversión del libro al formato cinematográfico. Para tal fin, la United Artists contrató a Brian de Palma, que venía de ganar el Premio Británico En el Festival de Edimburgo de 1976 con su film Obsession.

King estructuró la novela intercalando su propia narración con extractos de noticias periodísticas, encuestas, actas de juicios, libros de medicina, etc., que contribuyeron a dotar de verosimilitud los hechos que narraba. Lawrence D. Cohen, sin embargo, optó por la narración lineal a la hora de adaptar el relato al cine, aunque las diferencias entre ambas obras son escasas: en el relato de King, la madre de Carrie muere a consecuencia de un paro cardíaco provocado por la joven, mientras que los efectos devastadores que provoca su venganza alcanzan en el libro proporciones tan astronómicas (todo el pueblo en llamas, decenas de muertos, explosiones, manzanas enteras desaparecidas) que sin duda habrían resultado excesivas en el film.

Por lo demás, De Palma construye su película siguiendo fielmente una historia que le ofrece suficientes elementos como para desarrollar su talento cinematográfico más allá de los obligatorios golpes de efecto que requiere un relato terrorífico (en este sentido resulta ejemplar el tremendo shock final, que puede considerarse iniciador de toda una interminable serie de sustos in extremis dentro del género).

Se ha dicho a menudo que las connotaciones religiosas de Carrie no tienen nada que ver con la imaginación visual de De Palma, mero ilustrador de un argumento ajeno. No obstante, es el director de Nueva Jersey quien asesina al personaje de la madre con una crucifixión (nada mejor para una auténtica fanática religiosa), acribillándola a cuchilladas y mostrándola en postura idéntica a la de la imagen de San Sebastián que guarda en el cuarto oscuro donde castiga a su hija. Evidentemente se trata de una muestra más del barroquismo del realizador, pero también de su interés por acentuar los aspectos religiosos de la historia. De hecho, la simbología en este sentido se sucede sin descanso, ya proceda del material literario original o del sentido visual de De Palma, desde el carácter iniciático de la menstruación de Carrie, detonante de todos los hechos posteriores (magníficamente rodada), hasta el bautismo macabro que recibe la joven cuando le cae encima el balde de sangre.

Independientemente de la calidad del material literario de King, Carrie es una de las mejores adaptaciones de su obra gracias a que De Palma convierte la historia en uno más de sus argumentos. Como el director reconoció, «una historia como la de Carrie me permite optar por el estilo más barroco que se pueda imaginar». No solo aporta soluciones argumentales de cosecha propia, sino que además condiciona la acción a su estilo visual, utilizando algunos de sus recursos habituales, aunque no siempre con idénticos resultados.

La cámara lenta, tanto en la coronación de Tommy y Carrie como en la escena inicial en las duchas, tiene una función dramática contundente, alargando las secuencias casi hasta la exasperación y creando un clima malsano, de expectativa de tragedia desconocida, que funciona de forma soberbia. En ambos casos, cuando la acción recupera su velocidad normal, sobreviene el desastre (la furia desatada en la fiesta y la burla en las duchas). En cambio, la utilización de la pantalla dividida en la escena de la masacre, sin bien sobrecoge no resulta tan efectiva, como el propio director reconoció posteriormente.

En la mayoría de sus primeras obras, De Palma hacía uso del split screen para mostrar dos puntos de vista de la misma acción de manera simultánea. Si bien acertó en algunas ocasiones no sucedió lo mismo con Carrie, donde la división de la pantalla tiende a dispersar la atención del espectador. Además, resulta imposible apartar la vista de la impactante imagen de Carrie bañada en sangre, con sus grandes y blancos ojos abiertos desmesuradamente.

La fotografía de Mario Tosi, con quien De Palma no volvería a trabajar, abunda en tonos que contribuyen a crear una atmósfera sucia e irreal, mientras que la música de Pino Donaggio (en su primera colaboración con De Palma, tras el fallecimiento de Bernard Herrmann) le calza a la película como un guante.

Otra de las grandes e indiscutibles virtudes de Carrie es Sissy Spacek, magnífica en el papel de la jovencita apocada que paulatinamente se hace consciente de sus poderes telequinésicos y acaba sembrando la destrucción en una sangrienta venganza que termina con otra acción simbólica: el asesinato de la madre. Spacek no era ya una adolescente (contaba 27 años, aunque Carrie era sólo su quinta película), pero su físico se adaptó perfectamente al personaje, por el que obtuvo una nominación al Oscar, además de verse beneficiada con el gran éxito que consiguió el film, un claro ejemplo de producto terrorífico resuelto con brillantez, altamente rentable y que hoy todavía es capaz de poner los pelos de punta.

Ficha técnica:

Título original: Carrie (Estados Unidos, 1976)
Dirección: Brian De Palma. Producción: United Artists.
Guión: Lawrence D. Cohen, según la novela de Stephen King.
Fotografía: Mario Tosi. Dirección artística: William Kenny y Jack Fisk.
Música: Pino Donaggio. Montaje: Paul Hirsch.
Efectos especiales: Gregory Auer. Duración: 94 minutos.
Intérpretes: Sissy Spacek (Carry White), Piper Laurie (Margaret White),
Amy Irving (Sue Snell), Nancy Allen (Chris Hargenson), William Katt (Tommy Ross),
John Travolta (Billy Nolan), Betty Buckley (Srta. Collins), P.J. Soles (Norma Watson),
Sydney Lassick (Sr. Fromm), Michael Talbot (Freddy), Cameron De Palma (niño de
la bicicleta).

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