martes, 17 de julio de 2012

EDGAR ALLAN POE: De escalofrío...


Poeta, maestro en el arte del terror y fundador del género policial, lo creó todo en cuarenta años. Su vida se desarrolló entre el éxito literario, la pobreza, la bebida y la locura, pero influenció la obra de escritores de todas las nacionalidades. Lo que sigue son ocho razones, aleatorias y muy particulares, para que nos encontremos con él de vez en cuando.

UNO. Berenice. Por cordura debemos entender que el mundo de los sueños y el de la realidad están donde deben estar. Pero ¿qué sucede cuando uno ocupa el lugar del otro? ¿Qué ocurre si “las realidades del mundo terrestre nos afectan como visiones, mientras las extrañas ideas del mundo de los sueños, por el contrario, se tornan no ya en materia de nuestra existencia cotidiana, sino realmente en nuestra cínica y total existencia”? Un hombre que, a punto de casarse, sufre extraños ataques de ensimismamiento que lo aíslan por completo del mundo exterior; una novia que se deteriora debido a una enfermedad desconocida hasta que la única parte de su cuerpo que parece permanecer viva son sus bonitos dientes; la tumba profanada de la prometida (posiblemente enterrada viva); el novio que despierta de uno de sus trances y se descubre lleno de sangre y en poder de «32 pequeñas piezas, blancas y de un material parecido al marfil». Sadismo espeluznante que horrorizó a los lectores contemporáneos de Poe y horroriza a quienes lo leen hoy por primera vez.

DOS. El corazón delator. Poe se adentra por los caminos sinuosos de la culpa. Un narrador anónimo obsesionado con el ojo enfermo (que llama «ojo de buitre») de un anciano con el cual convive. De la obsesión al asesinato hay un paso y el narrador lo toma con todo gusto. El crimen es estudiado cuidadosamente y, tras ser perpetrado, el cadáver es despedazado y escondido bajo las tablas del suelo de la casa. La policía acude a la misma y el asesino acaba delatándose a sí mismo, imaginando alucinadamente que el corazón del viejo se ha puesto a latir bajo las maderas. ¿Es Poe el asesino obsesionado? ¿Es el viejo el padre de Poe? ¿Representa el «ojo de buitre» algún secreto enterrado por Poe en el fondo de su alma? Lo cierto es que la ambigüedad y la falta de detalles acerca de los dos personajes principales están en agudo contraste con el detallismo con que se recrea el crimen.

TRES. La Máscara de la Muerte Roja. Un extraño tipo de peste va devastando la nación del príncipe Próspero, uno de esos mandatarios que gustan de darse todo tipo de placeres mientras su pueblo está en serios problemas. Encerrado en su castillo con cientos de nobles para huir de la Muerte Roja, Próspero decide realizar la mejor fiesta de disfraces que se haya hecho jamás. Pero el ambiente terrorífico y fantasmal, las antorchas que crean misteriosos efectos y un reloj de ébano que marca cada hora, interrumpiendo así la fiesta y provocando en los presente un estado de terror inexplicable, preanuncian que nada saldrá como el príncipe espera. ¿Quién es ese extraño que se atreve a presentarse disfrazado con un atuendo rojo y el rostro cubierto por una máscara que representa una víctima de la peste? ¿Quién es capaz de insultar tan gravemente al príncipe?

CUATRO. La caída de la Casa de Usher. Un joven caballero es invitado al viejo caserón de un amigo de la adolescencia, Roderick Usher, artista enfermizo y excéntrico que vive completamente recluido en compañía de su hermana, Lady Madeline, también delicada de salud. Usher vive presa de una enfermedad indefinible (¿hipersensibilidad?), lo que hace a todos temer por su vida. Para sorpresa general, la que acaba muriendo es su hermana. Sus restos mortales son depositados en una cripta… pero, ¿son restos mortales? ¿Puede explicar Roderick los golpes que provienen de la vieja cripta? ¿Qué relación mantenía con su hermana? Sadismo macabro, presencia estimulante del opio, paisajes lóbregos… Poe elevando el horror a su máxima expresión y –como bonus track- una de las mejores descripciones de un viejo castillo y su entorno natural que se hayan escrito jamás y una escena final que se ha transformado en una de las imágenes más citadas en la historia del género macabro.

CINCO. El pozo y el péndulo. Una celda de castigo de la Inquisición en Toledo, donde la tortura consiste en la soledad, el abandono, la oscuridad, el frío y el hambre. Un pozo situado dentro de la celda en el que el protagonista siente a veces deseos de lanzarse para acabar con su sufrimiento y un péndulo con una guadaña que amenaza con desgarrarlo… si no se arroja en el pozo. Poe logra transmitir al lector el abandono, la desorientación, el desconcierto y la desesperanza de una persona que «sabe que va a morir». Uno de los relatos más espeluznantes dentro de la literatura de terror y uno de los cuentos más famosos y celebrados del autor. Eso sí, uno de los pocos con «final feliz».

SEIS. Ligeia. Una mujer hermosa, apasionada e intelectual de pelo negro y ojos oscuros, condenada por una «rara enfermedad» a morir pocos años después de su casamiento. Claro que primero le hace jurar a su amado que nunca volvería a contraer matrimonio. El desconsuelo que lleva al hombre a poner sus ojos sobre lady Rówena, de «rubios cabellos y ojos azules». Un nuevo casamiento (sin amor) y otra «rara enfermedad» que deja al narrador dos veces viudo. Vigilia nocturna ante el cuerpo de Rówena y amanecer aterrador ante… ¿una mujer hermosa, de pelo negro y ojos oscuros? Poe, eterno maestro, nos enseña a cumplir con la palabra empeñada.

SIETE. El gato negro. La vida hogareña de un matrimonio pierde todo lo que tiene de bello y apacible cuando el marido se deja arrastrar por la bebida, volviéndose cada día más irascible; un acceso de furia y el gato de la casa que pasa a mejor vida. Y la aparición de un segundo gato y el comienzo de la pesadilla. La espantosa locura que se deriva de una severa adicción, la culpa (narrada en este caso con un fuerte matiz persecutorio) y un grado de perversión inédito para recrear los peores tormentos domésticos, del personaje desquiciado y de su acelerado descenso a los infiernos. Un contenido de espanto, un final sorprendente y estremecedor… En definitiva, un cuento siniestro que, para muchos, alumbró el nacimiento del terror psicológico.

OCHO. La verdad sobre el caso del señor Valdemar. ¿Qué ocurre si llevamos a un paciente hasta un estado hipnótico cuando se halla en el umbral de su muerte? El voluntario Valdemar cae en trance: primero afirma que está muriendo, luego que está muerto… Así permanecerá durante siete largos meses. Lo que ocurre luego es sólo para lectores de sangre muy fría. El cuento es tan condenadamente verosímil que muchos científicos de la época aseguraban que Edgar se limitó a transcribir un hecho real. Horrible, espeluznante, impactante e ingenioso… y la morbosa imaginación de Poe alcanzando su cima expresiva en las líneas finales.

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